La movilidad en la ciudad es un derecho, pero es necesario que el modelo sea sostenible. La bicicleta es una muy buena solución.
Según el Banco Mundial un 54% de los habitantes del planeta viven en ciudades y la ONU calcula que en el año 2050 se llegará a un 66%. Este incremento de la densidad demográfica conlleva consecuencias.
La contaminación y calidad del aire es una de las más importantes. Si no se toman medidas urgentes para frenar y reparar los daños causados al medioambiente, nuestra salud estará cada vez más amenazada. El informe emblemático anual de ONU Medio Ambiente advierte que se producirán millones de muertes prematuras a mediados de siglo en ciudades y regiones de Asia, Oriente Medio y África, si no se aumentan drásticamente las protecciones ambientales.
Los ciudadanos tenemos también derecho a la salud, derecho a vivir en un entorno saludable y no contaminado. Es decir, a no enfermar por culpa de nuestro entorno.
La mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero emitidos en la Unión Europea proviene del transporte urbano.
Una familia tiene de media entre 1 y 2 coches y habitualmente los utiliza con un solo pasajero por trayecto. Esto genera un gran consumo de energía y emisión de gases tóxicos por cada desplazamiento.
Tampoco debemos olvidarnos de los atascos… Las ciudades están saturadas de coches y perdemos gran cantidad de tiempo atrapados y estresados perdiendo calidad de vida. Y es que la mayoría de las ciudades de los países desarrollados están basadas en conseguir fluidez para el tráfico rodado. Vivimos en ciudades pensadas para los vehículos y no para sus habitantes.
El modelo de ciudad tiende a cambiar: deben ser para las personas y con formas alternativas y sostenibles para desplazarse. Mejorar el transporte público, incentivar el uso de la bicicleta y la creación de carriles adaptados y espacios peatonalizados son las vías para conseguirlo.
Durante los últimos años, se ha detectado un incremento muy importante del uso de la bicicleta y los patinetes en las ciudades, 1.000.000 de personas en España después de la pandemia.
No vamos a inventar la rueda al insistir en los beneficios del uso de la bicicleta como elemento de transporte urbano. Es sostenible, energéticamente muy eficiente, evita los atascos, es saludable, silenciosa; es el medio de transporte más rápido en la ciudad, desestresante … ¡y además divertida (más todavía si es eléctrica)!
Entre todos podemos mejorar la salud en las ciudades y aumentar la calidad de vida de todos. En la movilidad sostenible está la clave. Desde SwissGO, queremos ayudarte y que pongas tu granito de arena a la causa: dos modelos de bicicleta eléctrica para que puedas moverte por la ciudad de forma segura, agradable y cómoda: BK16 y BK14